miércoles, 22 de abril de 2009

Noria gastronómica


Lola opina que el tratamiento que Haruki Murakami da a los gatos en sus novelas no está del todo bien aprovechado. De hecho, Lola se encuentra en pleno proceso de redacción de una tesis sobre ese tema y por ello desapareció de su hogar durante unos meses. Volvió sana y salva y sabiendo mucho al respecto. Actualmente está en contacto directo con Murakami como asesora felina de la próxima obra del autor nipón.


Cerveza Sputnik, gentileza de Toronto (y fabricada en Zaragoza). Es que Toronto se las sabe todas. Es un sabueso de los productos urbanos de primera necesidad. Nos quitamos el sombrero ante su eficacia. Sabe sacar un provecho de los supermercados como nadie. Logró dejarnos a todos con la boca abierta.



Notas, igual de eficaces, de Toronto. Ese gesto de la mano denota erudición y una lectura atenta. La mano de R, por el contrario, se encontraba en la posición opuesta y apuntando con el dedo gordo hacia abajo todo el rato (tanta actitud negativa no te llevará a ninguna parte, querido...).

Lo siento, pero no hay documento gráfico del salmón marinado de la madre de Toronto, que estaba buenísimo (gracias en la distancia, señora). Ni del wok de verduras de Insonrible, que no sabía muy japonés pero que sí estaba hecho en un wok japonés de Muji. El tzatziki de Clouseau estaba buenísimo. El vino griego retsina de BPw fue más sorprendente y a casi todos nos pareció que este tenía sabor a árbol ambientador, de esos que se cuelgan en el interior de los coches (pero todo es cuestión de educar el paladar).

Y, para acabar, esas delicias japonesas que trajo una de la nuevas y los aperitivos de la otra nueva (que todavía no tienen nombres sarteneros, pero ya las bautizaremos con un golpe de perol), estaban exquisitos.

2 comentarios:

Samedimanche dijo...

qué rrrrrrrrrrrrrrabia!!!!!! No pude ir...pero desde aquí aplaudo el nuevo libro escogido. ¡¡Gracias, R!!

Toronto dijo...

Mi mano en la oscuridad más que erudita parece "Cosa", la mano de los Adams...